TESTIMONIOS

09/11/2020

A veces la vida nos coloca en situaciones que jamás imaginamos y de la manera más abrupta posible.

Desde setiembre de 2020 mi mamá comenzó a presentar problemas de salud, los cuales al inicio parecían inofensivos: fatiga, alergia y dolor muscular, debido a esto se realizó unos exámenes de sangre y todo salió en orden. Sin embargo, ella seguía empeorando, al punto de agacharse y no poder levantarse, de tirar una cáscara de naranja con todas sus fuerzas y que esta cayera en sus pies, de intentar alzar a una bebé y no aguantársela, entre otras complicaciones.

Para los que no conocen a mi mamá, se las describo: es la mujer con el corazón más lindo del mundo y la más valiente, por ejemplo, en temporada de café se levanta a las 4 am para hacer almuerzos, a las 5:30 am se va a coger café y a las 5 pm regresa a la casa. Ahora imaginen que esta señora no pueda alzar una olla llena de frijoles... sí, fueron días de llanto, mami lloraba por no poder hacerlo y yo de la impotencia de no saber qué le estaba pasando.

Un lunes la acompañé a emergencias, tuve que mentirle al guarda para que me dejara pasar, pues por la covid-19 no permitían acompañantes, ya dentro le pedí permiso al doctor para entrar a la consulta, fui yo la que hablé (el "doctor" quería enviarnos para la casa), aparte de decirle que la Caja era una porquería, le exigí, nuevamente, exámenes de sangre completos. Donde salió con las enzimas hepáticas exageradamente elevadas, por lo que la refirieron al Hospital San Juan de Dios. Aquí la revisaron varios doctores, el último me dijo que la debía ver un reumatólogo y que nos iba enviar a consulta para esto, en otras palabras, cita para el 2024.

Seguro él notó mi angustia y me dijo que me esperara hasta las 4 pm para que de una vez la valorara el especialista. Así lo hicimos, cansadas y hambrientas esperamos hasta que bajó un reumatólogo para que finalmente nos dijera qué es lo que le pasaba: dermatomiositis. La dermatomiositis (DM) es una enfermedad autoinmune, se considera una enfermedad rara y según el doctor él recibía solo dos casos por año, en muchas ocasiones, está asociada con tumores en cualquier parte del cuerpo, por eso el médico solicitó llevar para la próxima cita varios exámenes: gastroscopia, colonoscopia, mamografía, citología, radiografía de tórax... Debo recalcar que este doctor fue una maravilla de persona, me explicó sobre la enfermedad y nos envió ese mismo día el tratamiento. Además, trató de tranquilizarme, por lo menos trató.

Después del diagnóstico, mami pasó un mes prácticamente en cama, yo la tenía que mudar, levantar y ayudarla con las actividades diarias. Sobra decir que es el mes más duro que he vivido, ver que mi mamá no podía levantarse del sillón, tener la incertidumbre por los resultados y aún así me tocaba darle ánimos para que no se deprimiera. Recuerdo que constantemente le decía "lo importante es que ya sabemos qué es", pero también recuerdo que todas las noches aprovechaba para llorar sin que ella se enterara.

Para el 07 de diciembre (primera cita de control) teníamos todos los resultados, lo cuales afortunadamente salieron muy bien. Ese día el reumatólogo me dijo algo que nunca voy a olvidar "Su mamá se va a recuperar antes de lo que lo hacen los otros pacientes, porque ninguno de ellos tiene una hija como usted".

¡Y sí que lo hizo! Pero no solo es mi mérito, un pilar fundamental para la recuperación de mi madre fue el trabajo de Merakki y en especial el de Johnson Garro, quien se comprometió totalmente con el caso de mi mamá: evaluando su condición regularmente, asignándole planes de ejercicio adecuados y determinando estrategias correctas para su estado. Hoy, siete meses después, mami es 100% independiente, puede caminar largas distancias, correr, brincar, alzar bastante peso y salir completamente sola.

Asimismo, la motivación de mis hermanas y de mi papá fue esencial en el proceso, y sin duda alguna, sin la actitud positiva y disposición por parte de mi mamita no lo hubiésemos logrado.

Jesica Fallas